Al cambiar el guión sobre el cambio climático, Eisenstein aboga por una reinvención total del marco, las tácticas y los objetivos que empleamos en nuestro viaje para recuperarnos de la destrucción ecológica.
Con investigación y conocimiento, Charles Eisenstein detalla cómo la cuantificación del mundo natural conduce a una falta de integración y a nuestra mentalidad de “lucha”. Con un capítulo completo que analiza el punto de vista de los negacionistas del cambio climático, aboga por ampliar nuestro enfoque exclusivo en las emisiones de carbono para ver el panorama más amplio más allá de nuestro enfoque miope e incompleto. Los ríos, los bosques y las criaturas del mundo natural y material son sagrados y valiosos por derecho propio, no simplemente por los créditos de carbono o por prevenir la extinción de una especie frente a otra.
Después de todo, cuando le preguntas a alguien por qué se convirtió en ambientalista por primera vez, es probable que señale el río en el que jugaban, el océano que visitaron, los animales salvajes que observaron o los árboles a los que treparon cuando eran niños. Este reenfoque lejos de la catástrofe inminente y de nuestra fatalidad inevitable cultiva conexiones emocionales y psicológicas significativas y proporciona pasos reales y prácticos para cuidar la Tierra. Liberándonos de una mentalidad de guerra y viendo el panorama más amplio de cómo todo, desde la reforma penitenciaria hasta salvar a las ballenas, puede contribuir a nuestra salud ecológica planetaria, resistimos posturas reflexivas de solución y culpa y alcanzamos el lugar profundo donde vive el compromiso.